martes, 2 de septiembre de 2008

El nuevo Central Azucarero Motatán (I)

Segundo Peña Peña/ Cronista de Motatán En el año de 1916 un grupo de comerciantes valeranos tenían la idea de establecer un centro azucarero en las vegas del río Motatán. El territorio Motatanense ha sido tradicionalmente productor de caña de azúcar. En principio su principal industria, la panela, era elaborada en los trapiches del alemán Frank Herfort, Segninni Aristudemo, Francisco Abreu, Miguel Parili, Evaristo Rueda, Hortensio Blanco, entre otros. En el año 1907 el municipio Motatán llegó a tener una producción de 6000 bultos de papelón. El 17 de diciembre de 1907, el semanario “Ecos del Occidente”, del Distrito Valera, informa sobre un proyecto de construcción de un central azucarero en la población de Motatán, para tal efecto, se reunieron un grupo de empresarios Cañicultores de Valera, el cual recibió el apoyo financiero y tecnológico de la Corporación Venezolana de Fomento (creada el 29 de mayo de 1946), y se conformó una comitiva promotora integrada por: Pedro Alarza Lugo, Juan Africano, Mario Maya, Evaristo Rueda, Jacobo Araujo, Eduardo Madrid, Miguel Ángel Parilli, Manuel Castaño y Frank Herfort. De inmediato el Gobernador Atilio Araujo, comisiona al jefe civil del Municipio, Rafael José Chuecos, Delfina Torres, Ángela Morales y Trino Gudiño, para organizar los actos de la colocación de la primera piedra para dar pie a la construcción del Central Motatán. En el año 1951 fueron comprados los terrenos a Rafael Abreu por Don Evaristo Rueda, quien presidía el grupo promotor. El 26 de agosto de 1952 las compañías Squier, Tecnovia e Instalasa, inician su construcción bajo la supervisión del ingeniero químico Paulo González Briceño. Las maquinarias la construyó la firma Sugar Factories The Squier de Bufalo. En su edificación se invierten trece millones de bolívares (Bs.13.000.000.) y es puesto en marcha por el General Marcos Pérez Jiménez, el 5 de marzo de 1954. Como símbolo de grandeza, su chimenea mide 40,5 metros de altura. Fue el señor Mario Maya, quien arrimó la primera carga de caña al patio de recepción. Su principal producto, el azúcar, salió al mercado bajo la marca “La Andinita”. Para el 7 de noviembre de 1961, se inicia su séptima zafra con un número de trabajadores directos e indirectos, muy cercano a los dos mil (2000). Su producción en ese período (1961-1962) fue de Diez mil trescientos quince toneladas de caña y su rendimiento fue de 6,33%. A continuación, se refleja la siguiente tabla de producción:**** La factoría azucarera Motatán fue puesta en marcha coincidiendo con la apertura de los centrales Cumanacoa (Edo. Sucre), y el tocuyo ahora Pío Tamayo (Edo. Lara) en el año de 1954, financiado por la Corporación Venezolana de Fomento (CVF). La caída de una industria Entre lo años 1983-1984 esta fábrica deja su proceso de refinado y empieza a procesar sólo azúcar moscabado, (se dice de la azúcar al que no se le ha quitado la melaza). El 15 de noviembre de 1992 se declara su cierre definitivo, debido a la irresponsabilidad de un sindicalismo feroz que aumentó desmesuradamente la burocracia. Las deudas millonarias contraídas por algunos Cañicultores elitescos con la empresa para desarrollar cultivos, jamás fueron cancelados; además, estos comenzaron a negociar subrepticiamente (por debajo de la mesa) los porcentajes de grados de la sacarosa; es decir, les quitaban a los pequeños productores para adjudicárselos a las mafias y así fue como este sector perjudicado, optó por trasladar sus cañas al Central La Pastora, primer paso éste que puso a tambalear a la fábrica. Comenzando el año 1992, le fue cortado el envío de azúcar cruda para seguir refinando, la cual era provista por los Centrales “Majaguas” y “Yaracuy” a un costo de bolívares 3.200,00 la tonelada y un subsidio de bolívares 6,00 sobre cada una, lo que obviamente representaba pérdidas. Ante esta crítica situación y bajo la complicidad del sindicato, mejor dicho “los sindicaleros”, se comenzaron a sacar los activos del Central, equipos y maquinarias, bajo la premisa de que esta empresa pertenecía a un holding de factorías azucareras del Estado Venezolano, pero estas propiedades jamás regresaron. El 23 de marzo de 1992, los trabajadores cortaron por lo sano y reunidos en asamblea extraordinaria, apelaron al artículo 7 de los estatutos de la organización sindical, destituyendo por mayoría absoluta a la Junta Directiva del sindicato, pero ya el cáncer de la quiebra estaba muy avanzado. Unos días antes en un gesto desesperado, el Pueblo de Motatán envió una comunicación al Presidente del Fondo Industrial de Venezuela, doctor José Ignacio Moreno León (Trujillano por más señas), en la que se le rogaba seguir enviando azúcar cruda para procesar, ya que las maquinarias estaban en plena capacidad operativa, pero el esfuerzo fue en vano, pues este organismo había decidido poner en venta estos activos, entre 120 y 150 millones de bolívares. El cierre definitivo llegó el 15 de noviembre de 1992. Fetracade y Cenazucar, quienes habían tenido gran cuota de responsabilidad de lo sucedido, se lavaron las manos como Poncio Pilatos. Una obra hecha por la administración del General Marcos Pérez Jiménez fue acabada por la democracia de ese entonces. Desde el momento en que el Fondo de Inversiones de Venezuela (FIV) a mediados de 1995, saca una licitación que queda desierta, para luego ofrecer esta empresa en subasta pública, donde limpiamente salió airoso el Grupo Toraiba ahora (Valores Roa, CA), representada por el señor Manuel Rodríguez Abralde; todos a una, como fuente ovejuna, respaldamos a los nuevos propietarios en la difícil tarea de reflotar esa industria, tan necesaria para el desarrollo integral y armónico de nuestro Estado. Después de 9 años de desesperanza por habernos cerrado nuestra principal fuente de trabajo, renace la alegría en los nobles corazones del pueblo motatanense. Desde el 15 de noviembre de 1992, fecha nefasta del cierre definitivo del Central Azucarero Motatán, este Municipio se unió como una sola persona con el fin de emprender una larga lucha para que su reclamo justo y valedero, a fin de ser escuchado más allá del escenario regional. Como el ave fenix El último combate se rindió en el Tocuyo Edo. Lara, cuando setecientos motatanenses se entremezclaron entre la multitud que asistía a las instalaciones del central Pío Tamayo en la oportunidad en que nuestro Presidente Constitucional, firmaba el ejecútese para otorgar el crédito que reabriría esa importante factoría. Las múltiples pancartas exhibidas por nuestros paisanos, llamaron la atención de nuestro Ciudadano Presidente, quien en un acto de gallardía nos prometió solucionar el problema de la falta de recursos económicos para comenzar a moler caña en el Central Motatán. El martes 18 de abril, el Sr. Jerónimo Márquez, directivo de la Asociación de Cañicultores del Edo. Trujillo, entusiasmado ratificó lo que días antes había informado en la prensa regional: “El 20 de mayo el Ciudadano Ministro entregaría al presidente de Asocatru y dueños del Central, el cheque por la cantidad de dos millones de bolívares y el próximo 25 de agosto, el ciudadano presidente de la República, Hugo Rafael Chávez Frías, estará arribando a tierras motatanenses para encabezar un acto simbólico que echará a andar el central Motatán. El crédito sería otorgado por el Fondo de Crédito Industrial (Foncrei) y la entidad bancaria regional intermediaria y coordinadora del mismo, será Banfoandes, bajo la gerencia de Jorge Moreno. Una vez obtenido el crédito por la compañía denominada Valores Roa, representada por el señor Manuel Rodríguez Abralde, decide contratar los servicios de otra empresa denominada Simca, cuyo presidente Manuel Casanova, y se inicia un ciclo donde se destrozan todas las ilusiones de mejora de los trabajadores y del pueblo de Motatán, así como el de los cañicultores, creciendo un gran descontento por parte de todos los trabajadores pero permitiendo a la vez, que esta gran masa diera un paso a su pensamiento de organización. La forma de realizar los contratos era de la siguiente manera: la nómina de obreros es en su mayoría de nacionalidad colombiana y los pocos nativos, cobraban un salario integral y en el cual lo único que firmaban eran las planillas de control de asistencia. El plazo de estos contratos eran de tres a seis meses, pero la dinámica de trabajo del Central no permite cortar los tiempos ya que es una empresa de trabajo continuo, pero lo hacían de esta manera para cortar siempre la continuidad laboral evitando así que nunca llegaran a existir trabajadores fijos y poder también evadir de esta manera los beneficios de participación sobre las ganancias obtenidas a fin de año, pero los mismos seguían laborando durante todo el año sin permitirles gozar en ningún momento de unas vacaciones con sus familiares. No soportando más estas penurias, se emprende la creación de un sindicato en el año 2003, por cierto bolivariano en su mayoría. Una vez enterado el señor Manuel Abralde, decide cortar la zafra sin importar que tantas pérdidas tuviera y de esta manera cerrar la fábrica por un lapso de tres meses, cesanteando a la mayoría de los involucrados. Empresarios zamuros Todos estos trabajadores demandan a la empresa Simca, y por esta razón, el señor Manuel Abralde decide eliminarla, pero ya teniendo bajo la manga a otra empresa denominada Mimuca cuyo representante volvía a ser el mismo señor Manuel Casanova. De esta forma, se vuelve a crear el mismo vicio para nunca así llegar a tener una nómina fija, siendo siempre engañados los trabajadores con raquíticas liquidaciones y pagos no cónsonos con la realidad y de esta manera, también poder eliminar de la mente de los trabajadores otra posible forma de organización. Viendo que los trabajadores seguían insistiendo para buscar una manera de organizarse, el señor Manuel Abralde le propone a todos los trabajadores la creación de una cooperativa pero con miembros seleccionados a su antojo y a su posible manejo, cosa que no se dio ya que no quiso adaptarse a las normativas que le imponía Sunacoop; luego al ver que no tiene otra posibilidad de acceder a otro crédito, decide alquilar el Central Azucarero Trujillo SA (Catsa) conformada por 15 directivos ajenos al estado Trujillo y administrada por otra empresa denominada Distribuidora Hacienda 2000 que está ubicada en Caracas pero que a su vez es financiada por una corporación llamada Harrison International. En el mes de octubre del año 2005, antes de comenzar la zafra 2006 se reúnen los directivos de esta empresa con los trabajadores para conocer cuáles son las inquietudes que traen. Resulta que esta nueva administración, es el mismo cogollo que ha llevado a la quiebra a otros Centrales en el país, tanto así, que parte de sus directivos han sido expulsados y declarados personas no gratas en otros Centrales como lo son: Central Pio Tamayo, antiguamente llamado El Tocuyo pero que ahora se llevo a la cogestión por parte de los trabajadores, El Carora, entre otros. En la actualidad, el gobierno pasó a ser propietario del Central Motatán, bajo la figura de la expropiación.

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