miércoles, 29 de abril de 2009

El cuento de la Semana: De a poquito… van muriendo… en el Reino de Narcolandia

Colombia PressÉrase que se era un extraño personaje que llegó a las más altas magistraturas de un país ahora llamado Narcolandia. Ese país estaba habitado por personas buenas que por efecto de la llegada de Narcótica muchos de ellos se ´torcieron´ y abrazaron el camino de la delincuencia.El más nefasto de todos los personajes se llamaba Auverto, quien fue amigo personal de otro de los más sanguinarios, Pablucio, primo hermano de Obtuso. Poco a poco, dadas las habilidades siniestras de Auverto, fue ascendiendo en cargos públicos. Primero Concejal, después Alcalde. Después fue nombrado en la Aeronáutica, desde donde dió un impulso corruptor a la industria de Narcolandia con las licencias entregadas a los amigos de Pablucio.Posteriormente resultó Auverto gobernador de su provincia, en la que se habla de “Eh, Ave María, pues”, y allí se destacó por su impulso a las organizaciones de unos engendros del mal llamados ´paramilitares´, que significan que están al ladito de los militares pero no se ven, y las denominaron Convivir, y deberían llamarse más bien es Conmorir.Las Conmorir se diseminaron por todo el país y Auverto ya habia trazado su plan siniestro. Apoderarse de todo el país, cosa que ni siquiera Pablucio sonó. Muertos y muertos. Ríos de sangre corrían por todo el país. Y miles de toneladas de cocaína, enviados en aviones ya no en mulitas, para que se intoxicaran los pobres adictos de USA y Europa. Ya para ese entonces los Conmorir se habían transformado en narco-paramilitares.Auverto contagiado por la orgía de sangre decidió matar a unos muchachos del EPL que habían invadido una de sus fincas. Pistola al cinto y 6 agentes del DAS llegó a su tierra y listo. Todos convertidos en muñecos. También felicitó personalmente a los narcoparamilitares que participaron en la masacre del Raro, y les dijo que “qué berraquera muchachos, así se hace patria”.Uno de esos muchachos de la Conmorir que participó en la masacre del Raro creo que se llamaba Villalta, hace dos días le cobraron sus cuentas, además de los muertos -que esos no hablan-, le cobraron que se puso de bocón, de sapo, y dijo que Auverto los había felicitado, y patatín, y patatán. Tome, papito, pa´ que no sea güevón, que le dieron la casa por cárcel pa´que lo fumigaran. Y ya está hecho y listo.Auverto siguió su fulgurante carrera. Él se veía inmaculado, pero de noche tenía enormes pesadillas. A pesar de eso siguió con su empecinado proyecto. Convertir su país en Narcolandia. Desde el Senado siempre protegió a los que enfrentaban el negocio, hasta que un día, por la cobardía de los ricos, le ofrecieron a Auverto la presidencia de la república.No podía ser! Increíble! El país servido en bandeja de plata! La ocasión esperada!, fueron algunos de los pensamientos que cruzaron el cerebro de Auverto. Llamó a sus amigos. Llamó a “Jorge 40” y se encontró con él en San Ángel, y parrandiaron juntos con Novienes Díaz, un cantante vallenato, también puso a JN Cotex al frente de la campaña en esa zona para que le hiciera el fraude electrónico en la Registraduría. Así hizo en tod el país.Todo listo. Elegido presidente. Ya de presidente uno de sus amigos se puso de bocón, con amenazas y todo, y se le cayó el helicóptero. Había ahora que legalizar a sus amigos y sus fortunas. Pacto de Realito. Todos lo conocen. Con una orden suprema. Todo el que se atreva a hablar, tenga, convertido en muñeco! Cayeron -y aún caen- periodistas, sindicalistas, luchadores populares, políticos, y claro los antiguos aliados que se ´destruercen´.Lo demás lo conocen todos los niños de Narcolandia. Se hizo re-elegir. Cambió un articulito de la Constitución. Compró a una ´corroncha´ llamada Tidis, pero esa le resultó falsete y lo cantó todo, hasta el viejo himno nacional, que es el único que se sabe. Y sus hijitos y su señora “Doña” Lina, haciendo negocios, compra de acciones en Ecopetrol la petrolera de Narcolandia, y los muchachos comprando terrenos en Mosquera. No les basta con las ganancias que produce exportar Narcótica, hay que lavar, lavar, hasta los pecados…Aún están por escribir los capítulos finales de esta historia porque los ciudadanos buenos de Narcolandia -que todavía quedan muchísimos-, esperan que algún día el malévolo Auverto tendrá que responder como Fujimori.Y así mis niños, colorín, colorán, este cuento aún no acabará…

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