martes, 15 de julio de 2008


Publicamos la Propuesta de Declaración
de Principios, presentada por el Partido
Comunista de Venezuela PCV a los partido
de la Alianza Patriótica hace algunas
semanas y que hasta la fecha no ha sido
discutida, para el debate de todo el pueblo de
Venezuela.

La independencia, la autodeterminación y el desarrollo
soberano son principios por los que ha combatido
nuestro pueblo a lo largo de más de 200 años, una
heroica tradición de abnegación y sacrificio contra la
esclavitud, el coloniaje, la servidumbre y toda forma
de explotación. De estas experiencias invalorables nos
nutrimos las fuerzas progresistas y democráticas venezolanas,
de las que resaltamos la gesta internacionalista
liberadora encabezada por Simón Bolívar, de la que
también nos sentimos y sabemos continuadores.
El proceso revolucionario venezolano, íntimamente
ligado a las luchas de Latinoamérica y el Caribe, ha
transitado por diversas etapas en las que el pueblo
siempre ha sido protagónico combatiente, destacando
el papel cumplido por organizaciones y dirigentes
que con firmeza ofrendaron sus vidas en la resistencia
contra la imposición de la Doctrina Monroe y
su panamericanismo, ante la que levantaron –y seguimos
reivindicando hoy- las banderas
latinoamericanistas, de libertad, soberanía y democracia.
Décadas de un sistema político, económico y social
imposibilitado para dar respuestas a las profundas y reales
necesidades del pueblo, además de una desprestigiada
clase política dirigente llena de privilegios y servil a poderes
económicos dependientes del imperialismo estadounidense,
se acumularon y explotaron en un día de
dignidad popular, el 27 de febrero de 1989, que marcó el
inicio del fin del sistema establecido, y que junto a la
rebeldía de jóvenes militares –que el 4 de febrero de
1992 decidieron sacrificarlo todo por un ideal- asumieron
el compromiso de combatir la pretensión
desideologizante imperante y convertir en realidad la
utopía de tomar el cielo por asalto.
Así, el pueblo venezolano logró la gran victoria de
diciembre de 1998, con la que dio inicio a una etapa
cualitativamente nueva del proceso revolucionario,
con el indiscutible liderazgo del comandante Hugo
Chávez, quien ha encarnado centenarios anhelos por
una patria liberada y plena de justicia. Por ello, porque
nunca una revolución es un hecho meramente
nacional aislado de las luchas de los pueblos del
mundo, la Revolución Bolivariana se ha convertido
en un enorme referente moralizador a nivel continental
y global, con una limpia y fructífera hoja de
logros y reivindicaciones para las y los venezolanos y
«los pobres del mundo» con quienes echamos nuestra
suerte.
Las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias,
que en diversos alcances, tiempos y maneras
hemos sido y somos expresión política de la construcción
revolucionaria que se lleva a cabo en nuestra
patria, estamos comprometidas con la
profundización del cambio social iniciado; con las
transformaciones antiimperialistas, liberadoras y democráticas;
con el desarrollo independiente que termine
con la influencia de los monopolios, especialmente
los extranjeros, y finalmente los elimine; con
la democratización de la economía; con el pueblo
trabajador para ser parte integrante en la dirección
del Estado para beneficio de las mayorías históricamente
excluidas y explotadas; con la liberación de
nuestro pueblo de todas las cadenas de dominación
imperialista, para generar las bases de las transformaciones
socialistas.
Esto ubica al imperialismo estadounidense, y a
los monopolios asociados a él en condiciones de
dependencia, como el principal enemigo de la
Revolución. Pero, al mismo tiempo, nos señala el
amplio abanico de clases y capas sociales que tienen
interés en los cambios planteados, especialmente
la masa trabajadora del campo y la ciudad,
técnicos, estudiantes, científicos, trabajadores de
la cultura, profesionales y artesanos, pequeños y
medianos propietarios, es decir, la inmensa mayoría
del pueblo venezolano, los sectores que en
mayor o menor medida son los oprimidos y explotados
por el sistema capitalista, sostenido por
el imperialismo y sus lacayos.
En este marco y con las grandes exigencias que
implican avanzar en un proceso revolucionario
victorioso que se ha trazado el objetivo estratégico
de construir el socialismo –una nueva sociedad
basada en el trabajo de todos, en la justa distribución
de la riqueza social y en la que exista
la auténtica democracia, libertad y progreso- las
fuerzas que activamos revolucionariamente, sin
prepotencia y sin exclusiones, pero con firmeza,
concebimos la política como una acción fecunda
al servicio del pueblo y no como una actividad
para beneficio propio, individual o de una parcialidad.
A iniciativa del comandante Hugo Chávez,
contextualizado en la necesidad de consolidar el proceso
antiimperialista nacional liberador, las bases para
la sociedad socialista y la continuidad histórica de la
Revolución venezolana, se ha convocado a las fuerzas
democráticas, progresistas y revolucionarias para constituir
la Alianza Patriótica, como espacio permanente
de coordinación de políticas, una estructura orgánica
en crecimiento, con una dirección nacional central
que se alimente del conjunto de las dinámicas y
experiencias regionales, locales y sectoriales, una instancia
no coyuntural ni restringida a la arena electoral,
con visión estratégica caracterizada por una dinámica
interna que estimule la discusión política e ideológica
de fondo y que favorezca la participación equitativa
y democrática de las fuerzas revolucionarias en
su nivel respectivo, respondiendo al principio de «unidad
en la diversidad», con el decidido liderazgo del
comandante Hugo Chávez.
La Alianza Patriótica, expresión políticoorganizativa
del germen de la dirección colectiva de
la Revolución venezolana, asume como objetivos generales
fundamentales:
a) Construcción del Estado revolucionario, popular
y democrático, combate al burocratismo, la
ineficiencia y la corrupción, mediante la
profundización de los mecanismos de ejercicio del
Poder Popular y la contraloría social;
b) Desarrollo planificado de la economía y de las
fuerzas productivas, sobre la base de su diversificación,
modernización e industrialización;
c) Impulso de la socialización de la propiedad sobre
los medios de producción y a formas de producción
sustitutivas del capitalismo, y erradicación de las
relaciones de producción latifundistas en el campo;
d) Despliegue de una amplia revolución cultural,
que tenga como centro la ideología revolucionaria,
y sustituya paulatinamente los valores de la moral
burguesa;
e) Lucha intransigente por los derechos de los obreros,
campesinos, mujeres, estudiantes, niños, abandonados,
jóvenes y demás sectores oprimidos y explotados
por el capitalismo;
f ) Defensa irrestricta de la patria y de la Revolución
ante los enemigos internos y externos;
g) Unidad de los pueblos latinoamericanos y
caribeños sobre la base de la igualdad, la solidaridad
y el respeto mutuo, y la común defensa contra el
imperialismo.
Entendemos, sin embargo, que la consolidación de
estos avances y su desarrollo ulterior en fases superiores
de progreso económico, bienestar material, participación
política, arraigo de los valores éticos, despliegue
cultural, equidad e igualdad social, se encuentran
condicionados a su vinculación orgánica con la
construcción de la sociedad Socialista. Sólo en el socialismo
se podrá configurar una forma de organización
de la sociedad que profundice los logros cosechados
en la actual fase de transición y permita el despliegue
de todas sus potencialidades.
¡Alianza Patriótica: Unidad popular
antiimperialista, para la Paz y el Prog

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