martes, 15 de julio de 2008

El camino equivocado para la paz

El régimen narco-paramilitar de Uribhitler pretende imponerle a las FARC una entrega que están lejos de haber logrado venciéndolas en combate. Y sigue interponiendo ‘inamovibles’ como el del la iglesia. Ese es el camino errado hacia la paz.


El régimen narco-paramilitar con toda la prepotencia de que es capaz plantea a las FARC que se entregue, que ‘deponga las armas’. Es inconcebible que un régimen corrupto, mafioso, paramilitar, que ha logrado sus dos ‘elecciones’ de la mano de lo más abominable de la sociedad como son las bandas narco-paramilitares, pretenda mostrar que las FARC ‘están derrotadas’ y que, además, tenga suficiente grandeza para adelantar un proceso de paz con las FARC.
Ahí están las pruebas de lo aseverado. Narco-para-política uribista. ‘Yidis-política’. Caos en lo económico (que tenía un ‘positivo’ por la entrada masiva de dineros del narcotráfico). Ahí están los escándalos de corrupción de los funcionarios del estado. Ahí están los narcotraficantes ‘rodeando’ al narco-paramilitar presidente. Ahí están los JoséObdulio –primo del “Don” Pablo Escobar y hermano de dos que pagaron cárcel en USAmérica por narcotraficantes-, los Holguín –Casa Grajales-, los Santos –Bloque Capital-, los Dr. Ternura, los ‘Chambacú’ Araújo; los militares Óscar ‘Cocaína’ Naranjo y ‘409 kilos’ Castro, implicados en casos de narcotráfico. Y la lista sería interminable.
Porque precisamente las FARC son una organización alzada en armas por cambiar las estructuras de un régimen corrupto y asesino de los colombianos. Y el mayor obstáculo para la paz son los gobiernos de los Estados Unidos y Uribhitler que representa a una oligarquía sanguinaria y parásita.
Los funcionarios del régimen narco-paramilitar están equivocados cuando tratan de imponerle a las FARC sus deseos oníricos. La borrachera mediática terrorista de El Tiempo, Paracol, RCN, Cambio, Semana, no les permite ver más allá de sus narices. Esa borrachera que les hace creer todas las mentiras que fabrican y las que el propio régimen fabrica.
Es menester recordar que desde el nacimiento de las FARC todos los presidentes han pretendido acabarlas. Siempre dicen estar en ‘el principio del fin’ y todos fabrican estadísticas de bajas, detenidos, desmovilizados, y ese ‘principio del fin’ se les convierte en más y más guerrilleros que llegan a las filas guerrilleras. ¿Por qué? Porque las causas de la insurgencia armada están allí: Sigue el desempleo, sigue el hambre, sigue la desnutrición, sigue la carencia de vivienda y servicios públicos, sigue la falta de salud (ahora peor cuando es privatizada. Vieron los ‘planillas’ para privatizar el ISS); sigue la falta de educación. Sigue la carencia de todo, de hasta lo indispensable para vivir una vida dignamente.
Lógicamente que un ‘proceso de paz’ con las FARC no es igual a ‘los sainetes de Ralitos’. Una cosa son los compadres narco-paramilitares y otra, bien diferente, una guerrilla como las FARC. Una cosa son los asesinos narco-paramilitares y otra unas guerrillas con objetivos políticos claros. Sus orígenes y sus objetivos son como el agua y el aceite. Y eso lo saben los ‘funcionarotes’ del régimen narco-paramilitar. Para ‘dialogar’ con las FARC tendrían, para empezar, que despojarse de las ‘poses triunfalistas’ que esgrimen para mostrarles a los colombianos que están triunfando en la guerra (cuando las estadísticas están demostrando que en el día a día las FARC están combatiendo).
Las FARC-EP siempre han planteado la solución política al conflicto interno social y armado que sufre Colombia por cuenta del imperio estadounidense y la oligarquía cipaya colombiana. Esa solución política pasa por el Intercambio Humanitario y llega a una mesa de diálogos en donde se discutan –y se trabaje para su superación- las causas del estado de injusticias que vive Colombia. Y significaría trabajar con seriedad –cosa de la que carece el régimen narcoparamilitar, como bien lo dice el presidente ecuatoriano, Rafael Correa-, sin andar poniéndole ‘inamovibles’ como el de la iglesia católica, que antes que acercar aleja cada día más la posibilidad de una solución por cuanto las FARC jamás aceptarán nada producto de la imposición, máxime cuando ellas no están derrotadas.
En esa búsqueda sería recorrer un largo tramo ya recorrido el retomar los Acuerdos del Caguán en los anteriores diálogos con el régimen colombiano durante la administración Pastrana. Porque si el régimen narco-paramilitar no tiene una política gubernamental de paz, mucho menos la tiene el estado. Por ello las FARC ha planteado partir de lo acordado en el Caguán y continuar avanzando. Sería imprescindible retomar la discusión y el diálogo del primer punto: el desempleo. Y de la discusión y diálogo de este primer punto continuar con toda la Agenda Común del Caguán.
Los Acuerdos alcanzados en la mesa deben ser ratificados por el pueblo colombiano mediante una Asamblea Constituyente que construya una Nueva Institucionalidad porque la Constitución del 91 hace rato que ya no existe y estamos en esa materia mucho más atrás de la Constitución de 1886, de todos los parches y remendones para retrotraerla hasta los límites indecibles de una dictadura fascista mafiosa.
Por eso decimos que el régimen narco-paramilitar ha escogido conscientemente el camino equivocado para la paz. Porque entrega… Mamola!

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