miércoles, 9 de abril de 2008

Programa del dia MIercoles 9 de Abril 2008

El 11 de abril de 2002 el pueblo demostró su apego a la democracia

El 11 de abril de 2002 el pueblo venezolano demostró su apego profundo a la democracia y rechazó las pretensiones de imponer en el país un sistema contrario a la Constitución y a las leyes de la República. El golpe de Estado instrumentado esa fecha por factores de poder trasnacionales, particularmente de Estados Unidos y de Europa, puso a prueba la fortaleza de la conciencia democrática del pueblo, que salió victorioso horas después en una acción coordinada por civiles y militares. Cuando se produjo ese acontecimiento, me encontraba en la sede de la Asamblea Nacional (AN) donde, junto con otros parlamentarios, intentaba hacer la sesión del día. Como no se pudo efectuar la reunión nos trasladamos al Palacio de Miraflores, porque el Presidente Chávez había convocado al Consejo de Seguridad de la Nación (del cual el diputado era miembro como presidente de la AN en ese momento). En Miraflores viví todos los acontecimientos del desarrollo del golpe de Estado, hasta el amanecer del 12 de abril, cuando ya el Presidente fue trasladado a Fuerte Tiuna. Posteriormente, varios diputados se dirigieron al edificio de Pajaritos. Él fue a su residencia y luego regresó al Palacio Federal Legislativo, narró. En su casa permaneció con 42 parlamentarios hasta las 8:30 de la noche, cuando salieron bajo la amenaza de la Guardia Nacional, que tenía instrucciones de actuar contra los diputados. Ya el Parlamento había sido disuelto y fue objeto de un allanamiento. El 13 de abril fue nuevamente al Palacio de Miraflores, donde se mantuvo una postura de defensa de la Constitución y de la democracia. Juramentó al entonces vicepresidente de la República, Diosdado Cabello, como Presidente provisional, hasta cuando regresó el Jefe de Estado al poder. Este retorno presidencial tuvo como protagonista muy singular al pueblo venezolano. Yo respeto mucho el comportamiento destacado de dirigentes, hombres y mujeres en ese momento histórico, pero por encima de eso resalto la conducta colectiva del pueblo, que se arriesgó en todos los sentidos para restituir la democracia en el país.

Jorge Eliécer Gaitán en La BitBlioteca
En la estación de El Charquito, un poblado aledaño a Bogotá, el técnico José Cesareo Sabogal, de la empresa estatal que suministra la energía a la capital colombiana, supo que algo andaba mal cuando, a mitad del pueblo, el tren hacía sonar insistente su silbato: ante el mal presentimiento, su joven esposa, María Elena, lo puso al tanto: la radio anunciaba que con la muerte del caudillo liberal, el gran Jorge Eliécer Gaitán, Colombia comenzaba a joderse. Horas después una turba de jóvenes armados con machetes y armas de fuego intentaron tomar y dejar a oscuras la capital colombiana y, de paso, cambiar la historia del país. Era el 9 de abril de 1948. Ese día, Bogotá celebraba la IX Conferencia Panamericana, a la que asistían personajes tan disímiles como el general estadounidense George Marshall, el venezolano Rómulo Betancourt y el joven abogado cubano Fidel Castro Ruz, que, ante la magnitud de las revueltas por la muerte de Gaitán, aprendió -según confesó años después- lo que significaba la capacidad de un pueblo para conducir su destino."El Bogotazo", como se llamó la sublevación social tras la muerte de Gaitán, marcó el recrudecimiento de la violencia en Colombia y dividió al país a tal punto que las consecuencias de esa polarización son antecedentes del conflicto actual en que la principal guerrilla, las FARC, son consecuencia de esa época de represión estatal. Apodado despectivamente "el Negro" por las oligarquías colombianas o "el tribuno del Pueblo", por sus seguidores, Gaitán era un abogado de clase media que se caracterizó por su locuacidad y sus ideas revolucionarias. Su discurso social fue acallado por sendos disparos de revólver en pleno centro de la ciudad cuando -según los pronósticos- se convertiría en el vencedor de las elecciones presidenciales de 1950.Enardecida, la muchedumbre culpó a un taciturno desempleado, Juan Roa Sierra, albañil de profesión, de apagar sus ilusiones. El cuerpo de Roa fue arrastrado por las céntricas calles de la Bogotá de la época y sus restos exhibidos como trofeo de caza mientras las turbas furiosas incendiaban y saqueaban cuanto edificio y comercio encontraban a su camino. El presidente conservador Mariano Ospina (1946-1950) consiguió un pacto con dirigentes liberales para frenar la asonada, que consistía en turnarse el poder, el antecedente inmediato de lo que sería el Frente Nacional, la alternancia en el poder entre liberales y conservadores que se extendió desde 1958 a 1974.Aunque nunca se estableció la culpabilidad ni la inocencia de Roa, historiadores señalan que el origen del atentado contra Gaitán está en el éxito de su "Marcha del silencio" -dos meses antes de morir-, en la que le pidió al gobierno de turno que cesara su represión policial en el campo."Colombia era una bomba de tiempo y encontró una válvula de escape tras el magnicidio, pensando que sería la manera de acceder a un gobierno popular que nunca se dio", aseguró a Clarín el historiador José Guillermo Landaeta. "El Bogotazo" se llamó también el "Día del Odio" por la cantidad de muertos que dejó sin que hasta la fecha se conozcan datos precisos. "Varios cientos de miles murieron sólo ese día", comenta Landaeta.El asesinato de Gaitán nunca se aclaró. Las hipótesis de su muerte van desde "un crimen de Estado hasta una conspiración comunista. También se dice que al líder popular lo asesinaron los servicios de inteligencia de Estados Unidos ante el temor de que se instalara en el país el comunismo". Gaitán había advertido que su muerte sería vengada por el pueblo. "La historia le ha dado la razón: Colombia no volvió a ser la misma", aseguró a Clarín el ex fiscal Alfonso Gómez, agudo analista del conflicto colombiano.

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