jueves, 2 de octubre de 2008

Salvavidas al náufrago superpoderoso

El DEVASTADOR Huracán provocado por la acción de las leyes económicas objetivas, viene haciendo estragos en los Estados Unidos, en el sector bursátil, financiero, productivo, inmobiliario, crediticio, laboral, etc.
Los gurús de la economía al servicio de los supermonopolios transnacionales, tienen como función exprimirse los sesos, para idear modelos y formas económicas que transitoriamente soslayen las leyes objetivas y permitan prolongar la vida al capitalismo y, simultáneamente extraer superganancias diarias.
Los economistas neoliberales, la prensa mercenaria y los periodistas alquilados, presentan la catástrofe norteamericana como un fenómeno que poca o ninguna afectación causará a la economía colombiana, porque ésta la tiene Uribe “blindada”. Son mentiras que no tienen respaldo real, ni científico alguno. Tratan de manejar un problema concreto, material, con medios sicológicos, dizque para no provocar pánico.
Recordemos que el 24 de octubre de 1929 la Bolsa de Valores de Nueva York cayó estrepitosamente. Ese día y los siguientes el mercado perdió US$30.000 millones en valor, 10 veces más que el presupuesto de Estados Unidos.
Está considerado como el fin de una era y el comienzo de la GRAN DEPRESIÓN estadounidense. En 1933 cerca de 11.000 de los 25.000 Bancos habían colapsado, millones de inversionistas estaban arruinados y el 25% de la fuerza laboral estaba desempleada (en Colombia, los efectos fueron de terror y espanto).
El presidente Franklin Roosvelt, estableció el NEW DEAL. Buscaba generar empleo, para reactivar el consumo y por ende el comercio; reformar las prácticas perversas utilizadas en los negocios y el manejo de las finanzas; y, rehabilitar la economía, llevándola nuevamente al mayor auge posible.
Con tales medidas, inició rápida recuperación la economía, reforzada después de la Segunda Guerra Mundial. Pero, también, marcó la generalización de la regulación de los mercados y la intervención estatal en la economía (la línea keynesiana, la cual se extendería por el mundo, incluyendo a Colombia).
Ese esquema duró hasta el gobierno republicano de Ronald Reagan. En 1981, bajo la influencia monetarista, implantó la SUPPLY SIDE ECONOMICS (la economía del lado de la oferta), basada en la desregulación de mercados, recorte de impuestos y desmonte de programas sociales (es decir, lo que popularmente llamamos neoliberalismo).
Puede afirmarse que dicha etapa neoliberal, también llegó a su fin. Desde mediados de 2007 se han sucedido graves problemas financieros que han inducido a una creciente intervención estatal Norteamericana.
Varias instituciones financieras estadounidenses, gigantes, han desaparecido o sido estatizadas:
BEAR STEARNS (absorbida por J.P. MORGAN con un crédito de US$29.000 millones de la Reserva Federal ).
FREDDIE MAC Y FANNIE MAE (garantizadoras de US$4 millones de millones en hipotecas, intervenidas por el gobierno). LEHMAN BROTHERS (quebrada). MERRIL LYNCH (absorbida por el Banco de América). AIG (la más grande Aseguradora mundial, el Tesoro le dio un crédito de US$85 mil millones y la intervino).
WASHINGTON MUTUAL (el colapso bancario más grande de la historia, intervenida y sus restos vendidos a J.P. MORGAN).
Las pérdidas superarían US$500.000 millones (casi tres veces el PIB colombiano. Claro que, como observamos, las pérdidas son relativas. Pues, buena parte de las instituciones bancarias quebradas son adquiridas a precio de remate por otros gigantes de la competencia gringa).
Para contener el efecto dominó que llevaría al total colapso al imperio yanqui, la Reserva Federal salió en ayuda de los banqueros especuladores y ladrones, reduciendo sus tasas de interés del 6 al 2% e inyectó liquidez al sistema por US$700.000 millones. El gobierno federal ejecutó ayudas fiscales por US$150.000 millones que recuperó el consumo en el segundo trimestre, pero su efecto ya desapareció.
10 de los bancos más grandes crearon un Fondo de US$70.000 millones para apoyarse mutuamente. El gobierno solicitó autorización al Congreso bipartidista para gastar US$700.000 millones en la compra de activos “tóxicos” (contaminados, desechables, etc.)
El debate está dado: 1) Entre los que consideran inadmisible rescatar bancos a costa de los contribuyentes (los amigos de la desregulación) y, 2) Los que dudan a qué precio se deben comprar para no generar un premio a los banqueros amigos de los ajeno o una insuficiencia de capital que derrumbaría el sistema (los amigos de la intervención).
Todo indica que, seguramente, llegarán a un acuerdo y el precio de dichos activos resultará intermedio, entre lo alto y lo bajo. Esto significará:
Una pérdida importante en los balances bancarios. Una reducción significativa del crédito (en un país que vive del crédito). Un crecimiento notable del déficit fiscal (que ya es altísimo).
La financiación del déficit fiscal implicará hacerlo con Bonos incentivados con tasas de interés elevadas que, provocarán, efectos perturbadores sobre las tasas de interés y los créditos comerciales
Es muy poco probable que las medidas aplicadas y en adopción, resuelva el problema de fondo: Vivir más allá de las posibilidades. Dicho con pocas palabras, LA RECESIÓN MUNDIAL SE ACERCA CON CIERTA VELOCIDAD.
La Recesión mundial se traducirá en: 1) Reducción sustancial de los precios de las materias primas y de las remesas de inmigrantes latinoamericanos y, 2) Una caída de los ingresos externos, que ocasionará fuerte contracción en las ventas y producción en toda Latinoamérica. Obviamente, crecerá altamente el desempleo, subempleo, la pobreza y la miseria. Es falso que el TLC signifique protección alguna contra esta hecatombe.
La perspectiva capitalista apunta hacia la reedición de lo sucedido hace 79 años: Un nuevo gobierno demócrata presidirá una nación que volverá a un NEW DEAL en términos de regulación. El Estado volverá, por un tiempo, a intervenir el mercado, ante el fracaso o “imperfección” de las falsas autorregulaciones y el pisoteo de los perversos códigos morales del sector privado.
La bancarrota del modelo neoliberal, expresa y confirma el fracaso histórico del sistema capitalista. Todo lo que hagan por prolongar su vida, no hace más que alargar su agonía y multiplicar los sufrimientos de los trabajadores, de los pueblos. Dialécticamente, estas dificultades crean oportunidades políticas para que las masas accedan al Poder y construyan la Justicia Social Integral negada por las oligarquías asociadas al imperio decadente.

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