lunes, 26 de enero de 2009

Bolivia


El 25 de enero se lleva a cabo el referéndum para aprobar la nueva Constitución, lo que supone una puerta para un cambio de timón. Hasta esa fecha los votantes bolivianos están viviendo en un ambiente permanente de fuertes consignas por el sí o por el no a la Constitución del siglo XXI.
Es decir, que el centro del debate se intenta desplazar hacia consignas políticas de voto clientelar. Por otra parte hacia el exterior se exportan titulares del tipo "El presidente de Bolivia amenaza con aprobar la Constitución por decreto" que no reflejan siempre ni la realidad ni el pensamiento del votante soberano, lo cual también afecta a los bolivianos que están fuera del país y que están atentos a los resultados en espera de que puedan participar en las votaciones.
La sensación más permanente -y que se constituye en un obstáculo a la hora de pensar Bolivia desde la distancia- es la de estar mirando una realidad desde el escaparate. Esta perspectiva convierte a Bolivia en una especie de tubo de ensayo gigante. El cristal siempre está distorsionando la realidad. Y desde ese prisma es desde el que millones personas en el mundo se asoman a Bolivia, son los que escucharán en las noticias los resultados de la votación.
Así, resulta complicado escribir sobre un poliedro multidimensional, especialmente si se tiene presente un refrán que dice que para comprender al de enfrente hay que calzarse sus zapatos y caminar con ellos durante tres meses. Si esta una práctica harto inhabitual entre dos partes, cuanto más entre nueve departamentos y más de treinta nacionalidades étnicas, numerosos idiomas, costumbres, diferencias fisonómicas y jurídicas, desigualdades en cuanto a la densidad poblacional según las zonas geográficas, tensiones sociales, grupos sociales que viven en el umbral de la pobreza frente a otros que viven en la abundancia, incluso problemas de genero.
Quizás aquí radique la esencia de un problema fundamental de total actualidad: la armonización de dos imaginarios que llevan combatiendo entre sí en las esferas más silenciosas de las consideraciones sociales como si la sociedad hubiera sido privada de una visión periférica desde la Guerra de la Independencia de 1825. Lo que está en pugna es la Refundación de Bolivia a partir de una nueva Constitución cuya característica fundamental es que es participativa.
Resulta entonces fundamental recuperar todos los aspectos que conforman la identidad en el esfuerzo refundador de la Nación, evitando que la confusión sobre el derecho de los pueblos se interponga en la construcción de una unidad. Reconocer que la unidad no es monolítica sino que está definida por la articulación de TODAS sus partes con las características propias de cada una de ellas es construir una columna vertebral rodeada de músculos propios.
Afirmarse en la diferencia de cada especificidad es un paso indispensable, con la condición de que el siguiente consista en el esfuerzo de aceptarlas y sumarlas en una unidad nacional integradora, plural y conscientemente respetuosa. Es una sencilla condición de madurez que otorgará a toda Bolivia la mayoría de edad para una población que con su voto toma decisiones fundamentales de futuro dejando atrás para siempre tristes imágenes de intercambiar el signo de un voto por una salteña.
Partiendo de esta perspectiva, estar vivo en el 2009, en la periferia de un mundo sacudido por conflictos religiosos, ideológicos, de intereses por los recursos perecederos, lleno de incertidumbres, de crisis económicas, de pensamientos, de desigualdades... puede suponer una ventaja. Puede ser una oportunidad para un país de subsuelo rico, con más de un millón de kilómetros cuadrados y menos de diez millones de habitantes, no estar en el centro de la vorágine. No es muy solidario pensar que los efectos de los acontecimientos que se están dando en "Occidente" - Eurasia y Estados Unidos- tardarán en llegar hasta Bolivia pero se trata de geopolítica y geoestrategia, en este marco -como en el amor y en la guerra- todo vale, especialmente para aquel por cuyas venas corra la sangre de la bolivianidad.
Este concepto -el de la bolivianidad- no responde a una coyuntura sino a una medida de largo plazo que perfectamente podría suponer la creación de una Doctrina de Seguridad Nacional que pondría sobre la mesa el material con el que se construiría el cimiento del país. Elaborarlo supera el tiempo de que dispone el actual Presidente de la Republica, sin embargo es una necesidad sobre la cual se apoya la guía del futuro. No obstante ni uno solo de los pasos que puede seguir el país se podrá comenzar si no se aprueba la Constitución el 25 de enero de 2009.
En este momento, parece indispensable la voluntad de realizar las cesiones que disipen todo atisbo de conflictividad interna, división territorial y social. Los revanchismos, victimismos, los miedos a perder o el orgullo de salir victorioso se alzan como el peligro interno que puede ofuscar la visión y dejar el destino en manos de los vientos más fuertes.
Toda lucha está abocada al fracaso de una de las partes, sólo la conciliación se levantará como una victoria de todos. Indudablemente "todo es política", la ideología impregna la historia, pero ésta está manchada de sangre y ese estigma es difícil de superar. cualquier intento por frustrar un salto en este momento equivale a tirar al abismo por un tiempo incierto todo el esfuerzo que ha hecho el pueblo boliviano por levantarse, por ello resulta necesario confiar en que "el pueblo conoce instintivamente lo que le conviene", especialmente si así lo manifiesta votando libremente por el cambio este próximo 25 de enero.
Todo quedaría en los márgenes de la teoría y del debate si el voto libre se desvirtuara, por ello los bolivianos que estamos fuera del país miramos con inquietud y esperanza el resultado del referéndum constitucional del 25 de enero. Por otra parte, al tener la seguridad de que el resultado de la votación se inclinará por el sí - fiándonos de las estadísticas que llegan desde diversas fuentes-, nos importa mucho lo que pasará a partir del 26 de enero. Claro que no solamente nosotros estamos interesados en lo que pasa en el interior de la frontera de Bolivia

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