sábado, 16 de mayo de 2009

Solidaridad ante la infamia: acerca del castigo al compañero Miguel Arencibia.

El castigo burocrático a Miguel Arencibia atenta contra la dignidad humana, contra el aporte de Kaosenlared y contra toda defensa creíble y comprometida de la Revolución Cubana.
Nos conocimos hace casi cuatro años, en la cresta del ciclo de debates populares estimulados por el discurso de Fidel en la Universidad de la Habana donde este reconocía la reversibilidad de la Revolución Cubana. Junto a varios compañeros (Manuel David Orrio, Pedro Campos, Miguel Arencibia, Félix Sautié) coincidí en los ciberforos de Rebelión, Insurgentes y Kaosenlared, donde comenzamosa forjar debates y afectos alrededor de ideasy preocupaciones comunes.
Todos compartíamos la certeza de que una reforma socialista era posible y necesaria y que dentro de sociedad cubana existían tantas potencialidades(obra cultural y educativa, conquistassociales, sentimiento antimperialista) cómoamenazas (cansancio y despolitización ciudadana, estructuras y mentalidades burocráticas inmovilistas). Todos creímos y creemos en la perfectibilidad del socialismo cubano, y en la legitimidad de hacerlo desde sus instituciones y leyes.
Ante la ilegitima sanción impuesta al compañero Arencibia (ver nota1) habría que comenzar destacando que este es un revolucionario modelo según el canon vigente: probada trayectoria militante, capacidad de trabajo profesional y dirección. Ser humano afable, exigente consigo mismo, sencillo y transparente, toda su vida ha sido entregada a la Revolución, en misiones en el exterior o en la búsqueda de la eficiencia económica que reclaman el pueblo y dirección del país. No ha sido otro arengador de buró, que vive de politiquería y simulación, pues en términos estrictamente económicos ha aportado al estado lo suficiente para que no pueda descalificado con algunas armas del antintelectualismo.
Este incidente es parte de una madeja mayor. Cuando páginas cómo Cubaencuentro ubican a Kaosenlared en la izquierda del espectro político, cuando coinciden loscomentarios agresivos en sus páginas (que nos califican de trasnochados, secuaces del régimen, idealistas) y de los estalinistas que descalifican ideológica y moralmente a nuestros compañeros, todo está clarísimo. No es mera iniciativa de funcionario de base el bloqueo cibernético de Kaos dentro de Cuba, las amenazas abiertas o veladas a sus colaboradores, las expulsiones de trabajo y cancelación de cuentas de correo, la inculpación política con falsos móviles administrativos (señal de endeblez moral de los represores), la satanización personal que “marca” y restringe la invitación o palabra en foros y publicaciones oficialmente autorizadas. Se trata de una decisión planificada en estructuras estatales, con concurso lamentable de aparatos de orden interior y cultura, que reproducen así lo peor del estalinismo alejándose de su función de proteger al pueblo del espionaje y sabotaje imperialista y fomentar la cultura crítica del socialismo.
Hago un llamado a la alerta y solidaridad a los compañeros y colectivos en cuyos debates participó o acompañó entusiasta Arencibia: al Taller Revolución Cubana del Centro Marinello, al Último Jueves de Temas, al Taller La política cultural de la Revolución del Centro Criterios, la Cátedra Haydeé Santamaría de la Asociación Hermanos Saíz, a los responsables de Kaosenlared y toda la intelectualidad progresista y decente. La acertada estrategia de “preservar espacios” evitando estridencias o provocaciones innecesarias no equivale a mirar a otro lado cuando se reprime a quienes expresan en sus actos las ideas que intelectualmente defendemos. Además porque en los tiempos que corren (y ya hemos tenido señales que cada quién conoce) todos y cada uno podemos ser “la próxima víctima”.
En estas situaciones recuerdo la poesía, doblemente atribuida a Bertold Brecht y Martin Niemöller que dice “Cuando los nazis vinieron por los comunistas / me quedé callado; / yo no era comunista. / Cuando encerraron a los socialdemócratas / permanecí en silencio; / yo no era socialdemócrata. / Cuando llegaron por los sindicalistas / no dije nada; / yo no era sindicalista. / Cuando vinieron por los judíos / No pronuncié palabra; / yo no era judío. / Cuando vinieron por mí / no quedaba nadie para decir algo.” Algo más que decir?¡
Siento rabia, dolor y vergüenza. Me solidarizo con Miguel Arencibia, con sus compañeros del núcleo del PCC, su sindicato y colectivo laboral, con su familia revolucionaria que sufre estos injustos y desagradables momentos. Repudio los comentarios “superrevolucionarios” de quienes, por desconocimiento o perversión, atentan en las páginas de Kaosenlared contra la integridad político-moral del compañero gozando, paradójicamente, de la libertad de expresión que a otros se les niega o castiga. Y a quienes, desde la más rancia derecha, expresan mediante sus comentarios o­nline su gozo a esta represión a un comunista, quiero agradecerles su claridad respecto a nuestra postura socialista y libertaria, de la cual ni ellos ni los burócratas podrán movernos.
¡Abajo la burocracia, vivan los trabajadores¡

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